Obra del visionario Pablo Cesar Amaringo Shuña.
Es como si todo este tiempo, nuestros sentidos sirvieron para confundirnos, enajenarnos; “lacerarnos constantemente” como menciona aquel cronopio argentino.
Y allí abriéndose paso entre la Pacha…mi padre silbaba su sufrimiento; su silbido apretó mi corazón, y caminé con él hasta las serranías del Intermedio Temprano.
Leí el rastro del Uturunku y las semillas me cantaron el retrato de mis recuerdos… soy anáfora de algún canto de boca jibara a la luz de la Mama Quilla....vibraciones..... Cuando mis revoluciones corpóreas por minuto; hacen que vuelva y me desanude; sola con el universo mi energía consume toda la materia existente, consciente; soy todo y nada. Soy hora cero.
“Quién te ha dicho que cuando el corazón llora, brotan lágrimas” me dijo la Maestra….mi corazón se exprimió de sufrimiento, de culpa, de arrepentimiento;… los aborté… volví al colchón uterino y fui libélula, constelación, polvo, luz, paz.
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V
Me encuentro, te encuentro
Me miro, te miro
Me abrazo, te abrazo
Me perdono, te perdono.