Ese día todo a nuestro alrededor estaba desnudo, menos nosotros; la primavera andaba lejos y nosotros demasiado cerca. No me atreví a decirte que amé esa simbiosis degenerada de Sinclair -Roquentin que te poseía de vez en cuando; que tambien escarbe en tu frente con mis ojos buscando el “estigma de C” y lo hallé a veces, mientras hacias tuya la mania párvula de A de llevarte todo a la boca y veía en tus ojos el nuevo sabor que había encontrado tu lengua.
Y me hice la cojuda fingiendo una “nausea en la manos”.
Y me hice la cojuda fingiendo una “nausea en la manos”.